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Actividad Física


Las personas pueden mejorar su salud y calidad de vida, incluyendo una actividad física de intensidad moderada.
La cantidad (más que la intensidad) ofrece más opciones y posibilidades para incorporarla a la vida cotidiana de las personas. Ejemplo: 30 minutos de caminata vigorosa, ó 30 minutos de cortar el césped, ó 15 minutos de trote, o 45 minutos de voley son de fácil realización. La actividad física es un factor más que incide sobre la salud. La nutrición es otro.

Gente de todas las edades y ambos sexos se benefician con actividad física regular.

Con una actividad física moderada, se obtienen importantes beneficios, si se realizan durante varios o mejor todos los días de la semana.

Gente que realiza actividad física moderada, en forma regular, obtiene mayores beneficios que aquellas que practican ejercicios de gran intensidad.

La actividad física disminuye la mortalidad general, las enfermedades coronarias, la hipertensión arterial, el cáncer de colon, la diabetes, mejora la salud mental y favorece el aparato locomotor.

Más del 60 % de los adultos no realiza actividad física en forma regular, y el 25 % no realiza nada de actividad física.

Cerca de la mitad de los jóvenes de 12 a 21 años no realiza actividad física, y ésta disminuye especialmente durante la adolescencia.

La adherencia de los estudiantes a las clases de actividad física declina cada vez más.

Comprender y promocionar la actividad física es un primer paso. Pero debemos evaluar otros métodos que promuevan la actividad física en las escuelas, lugares de trabajo, etc., para que el objetivo sea exitoso.

A través del tiempo se recomendó ejercicio regular, de moderada intensidad, como opción para la población más pasiva. En 1995 «Dietary Guidelines for Americans» recomendó, para mantener un peso saludable, 30 minutos de actividad física por 3 ó más veces por semana.
La respuesta fisiológica del ejercicio afecta los sistemas músculo-esquelético, cardiovascular, respiratorio y endocrino. También parecería reducir la depresión y la ansiedad, y mejorar el humor para resolver lo cotidiano.
Los riesgos de la actividad física son generalmente músculo-esqueléticos y por realizar excesiva actividad física o no entrar bien en calor. Los infartos agudos de miocardio o muerte súbita en el deporte, son más raros y ocurren generalmente cuando quien realiza la actividad física es gente pasiva y sin una regulación progresiva. Es mayor el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular en aquellos que no practican deporte.
Los efectos beneficiosos sobre el aparato cardiorrespiratorio son similares cuando la actividad física se produce en varias sesiones cortas (por ejemplo de 10 minutos), como en pocas sesiones más largas (por ejemplo, de 30 minutos), siendo igual la cantidad de minutos totales.
De lo que no se puede dudar, es que en aquellos que no realizan actividad física por 30 minutos, episodios más cortos es mejor que nada.

Un programa de actividad física debe comenzar con baja intensidad y duración antes de alcanzar la meta.
La gente con enfermedades crónicas (cardiovasculares, diabetes, etc.), debe consultar previamente a su médico. Las mujeres mayores de 50 años y los hombres mayores de 40 años, también deben consultar antes de comenzar actividad física de gran intensidad.
Recientemente los expertos han advertido que suplementar la actividad física regular con ejercicios de fuerza muscular (dos veces por semana), además de mejorar la aptitud física, disminuye el riesgo de caídas en la vejez.

La actividad física tiene efectos beneficiosos sobre el aparato cardiovascular y muscular, pero también sobre el metabolismo, el sistema endocrino y el sistema inmunológico. Es sabido que luego de dos semanas de reducir los ejercicios moderados regulares, estos beneficios disminuyen, y en 2 á 8 meses desaparecen si no se reanuda la actividad física.
Todas las edades y ambos sexos se benefician con la adaptación fisiológica al ejercicio.